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El pago de Capellanías

Por Juan Vicente Córcoles - Septiembre 29, 2018
El pago de Capellanías

El nombre de “Viñas de Peñallana” en la Sierra de Andújar refleja un lugar dado al viñedo y por lo tanto a la producción de vino. Tiene una larga historia por su extensión y producción que la filoxera se encargó de dañar y de mermar a caballo entre los siglos XIX-XX. Las noticias sobre el viñedo y su producción abundan mucho en las actas capitulares del ayuntamiento de Andújar. Por ejemplo, en 1687 generaba más de diez mil ducados en impuestos, vendiéndose el vino en Andújar y en un radio de 8 leguas (unos 50 kilómetros). El vino entraba a la ciudad por la aduana del alcázar y por la de la calle Dulce Jesús, en 1726, para su control. En 1839, el regidor Manuel Barragán cifra la producción vinícola en 13.379 arrobas de vino y 3.950 de vinagre (una arroba equivale a 11,5 kilos).

De las muchas hectáreas de viñedo que existía, solamente quedan 4 en la zona de Capellanías, a unos 600 metros de altitud. Este año es la 10ª vendimia. La media de producción está en unos 8.000 kilos de uva que dan unos 6.000 litros de vino. El trabajo está dando sus frutos por el esfuerzo de José Luis Navarro –farmacéutico, perito agrícola y enólogo, que desde el 2009 viene regenerando el viñedo. “Para mí, nos dice José Luis, la enología es un arte que me permite transformar con mis manos un fruto como es la uva, en algo especial con vida, como es el vino”. Esta zona, en un paisaje muy bello ha ganado en vida, una vida que había quedado olvidada como tantas viñas con bodegas que se han perdido.

Hay cuatro variedades de uvas: syrah, tempranillo, petit verdot y muy poco de merlot. Las dos primeras se vendimiaron en agosto, y la de petit verdot, de maduración tardía, se vendimia en estos días, a finales de septiembre. La bodega se encuentra en el mismo lugar, en una casa de finales del siglo XIX cuyos muros son de sillarejo. En la planta baja está la bodega con toda su infraestructura; en la parte alta una sala de cata y de exposición.

Tras la cogida de la uva se lleva a unos depósitos para que durante 20-30 días fermenten. Se prensa y se lleva a un depósito nuevo, ya solamente vino, que por decantación se va quedando limpio; en la próxima primavera se embotellará, siendo un vino joven que llevará el nombre de “Amanecer”. De esta bodega saldrá un vino abocado –algo dulzón- con el nombre de “Alegría”, y otro pasará a una barrica de roble francés para que coja crianza, que se llama “Armonía”.  Está en proyecto crear un gran reserva.

El vino, con el paso del tiempo, ha ido mejorando pues se ha mejorado el viñedo que estaba totalmente olvidado casi perdido, regenerando el mismo dependiendo de los factores climáticos como humedad y temperatura. La vid es una planta poco exigente que arraiga en terrenos arenosos como es el caso de estas uvas, que está sobre suelos ácidos que puede influir en la calidad del vino. Vino Tinto Capellanía o Vitaca es el nombre comercial presentándose en botella de vidrio de tres cuartos. El vino ha estado presente en varias muestras sectoriales comarcales y provinciales.

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